Desde que Oscar Molina comenzó su taller el viernes 6 de marzo por la tarde ocurrieron muchas cosas…
La primera es que llegó, como nos comentaba todo el mundo que lo conoce, lleno de energía y desde el minuto uno se sintió en casa.

La segunda fue la intensidad del taller; intensidad en el conocimiento y la reflexión, desde el primer minuto y duarante más de 16 horas, los 17 alumnos que escuchabamos atentamente no parabamos de anotar y sobre todo de mirar, unas veces a otros compañeros y otras veces al techo, en un intento de hacer que todas aquellas preguntas que nos formulábamos encontraran respuestas en el aire.
Podría seguir en cientos de lineas contando y meditando sobre lo ocurrido pero este taller experiencial hay que vivirlo y hay que decir que fuimos afortunados de compartir el tiempo (y las cervezas) con un gran fotógrafo que tiene mucho que contar sobre este apasionante medio que compartimos.
Hasta muy pronto Oscar, ya tienes otra casa y gracias por hacernos resonar.